La comunicación entre las personas resulta, muchas veces, casi
imposible. El error está en el cómo decimos nuestras ideas.
Con frecuencia acusamos, agredimos, peleamos, no preguntamos las causas de
algún comportamiento, sino que tenemos una idea prefijada y sobre
ella hablamos. Tenemos que aprender a comunicarnos.
Es muy importante abrirnos
a los demás para conocerlos y que nos conozcan. Si
no lo hacemos, no podremos conocer la riqueza que hay
dentro de cada uno. La falta de comunicación conlleva muchos
problemas.
Si somos como una caja cerrada nadie va a poder
descubrir lo que hay en nuestro interior sea tu novio(a),
esposo(a), o tus papás o tus hermanos.
Gracias a la comunicación
podemos llegar a conocer a las personas, ya que, a
través de ella podemos saber todo lo que piensa, siente
y hace. Si la gente no se pudiera comunicar, sería
imposible llegarse a querer y la convivencia no tendría sentido,
porque para querer a alguien lo tenemos que conocer, saber
como es.
Al convivir diariamente, por medio del diálogo personal, se
intercambian ideas, frases y sentimientos. El diálogo nos permite una
mayor unión con la pareja. Sin la comunicación, sería
imposible conocerse y ayudarse mutuamente.
Debemos iniciar apreciando todas las cualidades
de la pareja. Si se demuestra interés por lo que
le pasa, poco a poco, irán compartiendo todo y se
apoyarán mutuamente. La convivencia será más amena, profunda y divertida.
Barreras
de la comunicación
Como ya sabemos, el diálogo es algo maravilloso
que une a dos seres. Pero, desgraciadamente, a veces la
realidad no es así, es común que la pareja se
encuentre con barreras u obstáculos para comunicarse. Estas barreras pueden
ser el motivo principal de sus problemas y de su
distanciamiento.
Las barreras más comunes pueden ser causadas por culpa de
uno mismo, de los dos, o por causas ajenas
a ambos, como por ejemplo, las preocupaciones económicas.
Los obstáculos más
comunes que impiden lograr una buena comunicación son:
Falta de conocimiento
mutuo.
El hombre o la mujer, debe entender que el
otro no es igual a uno. Cada sexo tiene una
manera de ser y de pensar que lo distingue del
otro.
La mujer es más sensible y el hombre más
frío, la mujer se fija mucho en los detalles y
el hombre va al grano. A la hora de platicar,
estas diferencias se manifiestan, pero si lo tomamos en cuenta
será más fácil comprender las reacciones y comportamiento del otro.
Es
necesario conocer a nuestra pareja,sus gustos, metas, aficiones, intereses, modo
de actuar, modo de pensar, y el único modo de
hacerlo realmente es interesándonos por sus cosas, preguntándole y platicándole
todo lo que en lo personal nos pasa. Así, lograrán
tener confianza el uno en el otro y un mayor
apoyo mutuo.
Cansancio:
Otro problema de los más frecuentes en la comunicación
es el cansancio. No olvidemos que el tiempo es oro, que
pasa y ya no regresa. Hay que hacer un esfuerzo
y aprovechar el tiempo libre con la pareja para dialogar
tranquilamente, haciendo que su amor crezca.
No dejar que el cansancio
forme una barrera entre los dos. Encontrarán mayor alivio y
calma conversando amenamente con la pareja, que sin hablar.
Pocos intereses
en común
El tener pocos intereses en común entre una
pareja, es también una barrera para dialogar.
A veces no se
platican las cosas a la pareja, debido a que él
o ella no prestan atención, pero no es tan difícil
despertar el interés por lo que al otro le sucede,
si se le hace ver lo importante que es eso
para uno. De la misma manera, debemos hacerle ver que
tenemos interés por sus cosas, se lo podemos demostrar preguntándole
diariamente qué hizo durante la mañana, como le fue en
su trabajo, como se portaron los niños.
Además no olvidemos
que cada persona es única y diferente a todas las
demás, por lo tanto, también sus intereses son personales. Sin
embargo, por el hecho de que esos intereses sean distintos
no debemos dejar de platicar de ello con la pareja,
ya que podemos crearle el gusto por ellos.
Una pareja
feliz es aquella que comparte todo, no únicamente lo bueno,
entretenido y de mutuo agrado. El secreto está en compartir.
No
saber escuchar:
Muchas personas, si no es que casi todas,
tienen el defecto de no saber escuchar, lo que ocasiona
fuertes peleas y disgustos entre la pareja.
Si este es
nuestro caso, podemos aprender a escuchar y hacer que el
otro nos escuche. La clave es el respeto.
Oír no es
lo mismo que escuchar. Oír es simplemente recibir sonidos. Escuchar
es, además poner atención a todo lo que nos está
diciendo la otra persona. Para que esto resulte, primero hay
que dejar hablar a la otra persona, no interrumpirla, ni
distraernos. Que ella note que le ponemos atención. Ya que
terminó, ahora sí nos toca hablar. Si notamos que
no atiende, decírselo de buena manera, y ya veremos
como cambia su actitud y escucha.
Preocupaciones y estados nerviosos
Hay causas ajenas a la pareja que también dañan el
diálogo. Una muy común son las alteraciones nerviosas y preocupaciones
de trabajo y dinero.
Casi todos estamos presionados por esos problemas,
pero debemos tener cuidado en que no afecten de mala
manera la relación con la pareja. Procurar que las dificultades
los unan y no los separen, platíquense todo y ayúdense.
Los apuros se pasan mejor si estamos acompañados. Y recordar
que dos cabezas piensan mejor que una. Será mas fácil
que entre los dos encuentren una mejor solución, a la
que proponga cada uno por su lado.
En ocasiones parece que
no vamos a salir bien de nuestro problema, cuando se
platica y el otro escucha, y nos animará a
seguir adelante. Recordemos que la clave es : platicar, escuchar
y compartir.
Oportunidad
El decir las cosas cuando se deben decir
y como se deben decir, es algo que cuesta mucho
trabajo.
Es importante pensar la forma de decir lo que queremos
comunicar, y buscar el momento adecuado para hacerlo. Los modos
son muy importantes.
Podemos llegar a lastimar al otro
por el modo como le digamos algo, o si se
lo decimos cuando no es oportuno, no vamos a ser
escuchados.
Un niño que quiere ir a una fiesta le
pide permiso a sus papás cuando sabe que están de
buen humor, no lo hace cuando están enojados, porque así
estará seguro de que no lo dejarán ir. Lo que
hace es pedírselos en el mejor momento y de la
mejor manera.
Nosotros, hagamos lo mismo: buscar el momento más
oportuno para platicar con la pareja y fijarse como decimos
las cosas.
Miedo a la reacción del otro
La forma de responder
de la otra persona es también un motivo muy frecuente
que causa problemas en la comunicación. A veces alguno de
los dos no acepta que se le digan sus errores
y por eso se enoja. O simplemente, si se le
dice algo que no le agrada, no contesta ni muestra
interés alguno. Esa actitud, si es constante, va ocasionando que
el otro ya no le platique nada por miedo a
como va a reaccionar.
Si uno se pone enojado, sin oír
antes razones, puede ocasionar que el otro diga mentiras a
fin de no causar disgustos.
El miedo no es bueno en
una relación. Si uno "se pone en los
zapatos del otro", habrá comprensión y diálogo.
Falta de capacidad para
comunicarse
Frecuentemente sucede que tenemos dificultad para comunicarnos para decir
lo que estamos pensando o sintiendo. No sabemos expresarlo. Esto
es algo que le pasa a casi toda la gente.
Primero, lo que tenemos que hacer es aclarar muy bien
qué es lo que realmente queremos comunicarle al otro, para
que no se preste a malos entendidos. Procurar que al
decírselo, el otro nos entienda muy bien.
En ocasiones, ni
nosotros mismos tenemos claras las ideas, por eso hay que
pensar muy bien las cosas antes de hablar. Lo importante
es estar tranquilo y que ninguno de los dos se
empiece a enojar. De esta forma acabarán discutiendo y
lastimándose el uno al otro.
Falta de respeto:
Una cosa es que
una pareja platique y discuta, y otra muy diferente es
que se falten al respeto en las discusiones. Muchas veces
se gritan, se dicen groserías e incluso se llegan a
golpear. Esto es algo muy serio que debe ser evitado
a toda costa. Por grave que sea el problema, nunca
deben faltarse al respeto, de hacerlo así jamás encontrarán una
solución. Además, si tienen hijos, los harán sufrir, ya que
no hay algo más triste y doloroso para un hijo,
que ver a sus padres discutir y golpearse.
No hay que
olvidar que se educa con el ejemplo. ¡ Qué diferente
es hablar y aclarar las cosas de manera tranquila !
En algunos casos es bueno que toda la familia de
su punto de vista, pero los problemas de pareja los
deben arreglar los dos solos y sin faltarse al respeto.
Falta
de tiempo:
Muchas veces, por andar con prisas, la pareja no
platica sus cosas, andan de un lado a otro y
no se dan tiempo para estar solos. Lo que hay
que hacer, es fijar un momento para que ambos puedan
platicar, y que ninguno de los dos falte a ese
acuerdo.
Desgraciadamente, la falta de tiempo es la excusa que
se utiliza para huir de alguna conversación que tememos. En
otras ocasiones, el trabajo invade la vida hogareña, hacemos el
trabajo en casa en vez de convivir con la familia,
o llevamos los problemas del trabajo a la casa y
nunca descansamos.
Hay tiempo para todo. Son muy importantes los momentos
que se comparten con la pareja para que estemos satisfechos
y así todo salga bien.
Los amigos:
Los amigos son, muchísimas veces,
causa de fuertes discusiones entre la pareja. No es necesario
dejar a los amigos por la pareja, sino saber como
comportarse. En una fiesta es posible estar con ella, a
la vez que con los amigos. Si le damos su
lugar, con gusto aceptará que compartas otros momentos con los
demás.
Televisión:
La televisión es también una barrera para la comunicación de
la pareja. Si al estarla viendo llegan a decirnos algo
y no contestamos o no hacemos caso, parece que preferimos
el programa. Tal vez no lo pensemos así,
pero nuestra pareja puede sentirlo.
La televisión es un medio de
entretenimiento, pero no hay que abusar de ella. Nunca hay
que preferirla a convivir realmente con la familia. Si nos
hablan cuando la estamos viendo y no contestamos, es señal
de que algo anda mal, y peor aún, sí la
televisión es causa de pleitos y discusiones, debemos procurar verla
mucho menos y darle mayor importancia a lo que realmente
la tiene : LA PAREJA.
Ahora que ya señalamos algunos de
los obstáculos más frecuentes para la comunicación de la pareja,
podrás notar que todos tienen solución. Las cosas de la
vida diaria, aunque parezcan poco importantes, son indispensable el compartirlas,
si no se platica ahora, después será peor la
comunicación y habrá mayor alejamiento.
Existen unas reglas para el
diálogo, las cuales pueden servir para solucionar muchos de
problemas, o bien, para mejorar y hacer crecer más
la relación de pareja. Si se siguen estas reglas, nos
podremos relacionar no sólo con nuestra pareja, sino con
todos los que nos rodean.
Reglas del diálogo
Humildad. El peligro del diálogo
es que llegue a ser una acusación en lugar de
una ayuda para la comprensión. Al torturar y atacarse el
uno al otro, acaban estando más molestos y enojados que
antes.
Para evitarlo, conviene practicar la humildad. Es muy importante
que antes de criticar y acusar al otro, cada uno
lo haga primero consigo mismo. Entonces se estará preparando para
hablar. * Hay que tener mucho cuidado a la hora de
las críticas, de las preguntas difíciles, de las acusaciones. Al
hacer un esfuerzo para comprender al otro, habrá un clima
de calma y confianza.
Paciencia. En un sólo día no se conseguirá
la comprensión de la pareja. Como en todo, dos personas
requieren de un largo aprendizaje para vivir juntas.
La paciencia consiste,
ante todo, en la repetición incansable: en un constante volver
a empezar. La clave es una paciencia que no se
rompa, aunque a veces será necesario hacer durante toda la
vida la misma observación, pedir lo mismo.
No pensaremos que el
otro no nos hace caso adrede, simplemente se le puede
olvidar o no logra crear el hábito que sólo
nace de la repetición. Lo importante es saber repetir con
paciencia, de buena gana y con calma.
Oportunidad No toda verdad
es para ser dicha. Algunas veces es mejor callarlas, porque
diciéndolas sólo lograríamos herir al otro.
Existen silencios que deben
de ser respetados, secretos inviolables. No todo ha de decirse,
ni tampoco puede preguntaras todo. El respeto y la discreción
son la clave del diálogo.
Es necesario escoger acertadamente el momento
de no decir o preguntar algo: por ejemplo cuando se
está muy enojado, celoso o triste.
Saber elegir lo que se
dice y hablar cuando sea más oportuno, hará que el
diálogo sea más eficaz.
Constancia: *Existen momentos oportunos para el diálogo, así
como épocas mejores y malas rachas.
Es preciso aprovechar los
días en que uno está totalmente dispuesto a escuchar, el
otro a hablar y ambos a explicarse, porque quizás no
vuelvan más. En el diálogo hay que ser constantes, y
es necesario hacer de la constancia un hábito.
El diálogo
hace que se acerquen las personas y no basta con
hacerlo una vez cada cierto tiempo. Es necesario asegurarse de
que los encuentros sean seguidos para evitar así que aumenten
las incomprensiones y se acumulen los problemas.
Aunque a veces no
tengamos ganas de platicar, hagamos un esfuerzo y contémosle a
la pareja lo que sea, lo importante es evitar los
silencios largos y fríos.
Renovación: La constancia exige renovación. Porque es
necesario, a pesar de todo, tener algo que decirse para
poder hablar, y si no es interesante el diálogo puede
volverse aburrido y monótono.
Es importante que se hable con
entusiasmo y ganas, y que ambos pongan interés. Algunas veces
uno será el que se empeñe más, otras veces, lo
hará el otro.
Es muy frecuente que creamos que, si platicamos
algo al otro, le parecerá poco entretenido. La comunicación se
alimenta de esas pequeñas cosas que nos suceden diariamente.
Sinceridad: Sólo
por medio de una comunicación sincera nos podemos llegar a
conocer, ya que es imposible que el otro adivine nuestros
gustos, nuestros pensamientos, nuestros sueños, nuestros deseos, nuestros sentimientos... Debemos
abrirnos para que el otro nos pueda conocer.
Calidez: Un peligro que
amenaza a todas las parejas es que se acumulen muchas
incomprensiones y se guarden enojos, haciendo que la relación se
enfríe. En este caso, la comunicación se ve afectada porque,
al ignorarse, la pareja no se conocerá más.
Debemos acostumbrarnos a
ser cálidos en nuestra relación y mantener el diálogo. Donde
existe amor, la frialdad no tiene lugar. No guardemos los
enojos, porque un día explotaremos sin razón aparente.
Respeto: Como se dijo
anteriormente, una cosa es aclarar ideas, y otra muy diferente
es faltarse al respeto. El diálogo debe hacerse con respeto, lo
que supone el aceptar a la otra persona tal y
como es. A veces nos enojamos cuando nos llevan la contraria
y queremos imponernos sin respetar los otros puntos de vista.
Esto es un signo de inmadurez. Tenemos que aprender a
escuchar a los demás y a reconocer nuestros errores.
Con todo
lo anterior, habrán notado la importancia del diálogo en la
pareja. Los obstáculos más frecuentes tienen soluciones que podemos llevar
a cabo.
Ventajas del diálogo
Una pareja que no platica, que
no sabe comunicarse, se encuentra distante y siente un vacío
en su relación.
Esto se debe a que la comunicación,
a través del diálogo, es la que une a la
pareja, hace que se encuentren, acepten, adapten y respeten el
uno al otro al descubrir, poco a poco sus formas
de ser.
No es sencillo el que dos personas vivan
juntas. La comunicación ayudará a que la convivencia sea más
agradable. Por medio del diálogo, uno encuentra apoyo y ayuda
en el otro.
Aplicaciones en la vida diaria
Proponerse cumplir con las
reglas del diálogo para lograr romper barreras y una mayor
unión. Sólo se necesita tener interés y ganas de mejorar
la relación.
http://es.catholic.net/celebraciones/119/64/articulo.php?id=10692
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